La historia de Sandra: "Estoy enfrentando mis miedos"

Sobrevivió un asalto traumático—y comenzó su verdadero viaje de supervivencia. “Si mi historia puede ayudar a otra persona, valdrá la pena.”

Nota de contenido: Esta historia contiene descripciones no explícitas de agresión sexual de un sobreviviente.


 

"A veces, puedo compartir mi historia y no me afecta. Otras veces, revivo todas las emociones nuevamente."

 

Han pasado más de dos décadas desde que Sandra fue agredida sexualmente por un vecino de confianza—tiempo suficiente para saber que, aunque hablar del incidente nunca es fácil, casi siempre es curativo. 

 

"Cuando pasé por todo eso, no tenía a nadie—porque no se lo conté a nadie," explicó. "Ahora, solo quiero contárselo a todos, porque si compartir mi historia ayuda a una sola persona, habré cumplido mi trabajo.”

 

No estás solo. Hay otras personas que están pasando por lo mismo. Sé que es muy difícil hacerlo, pero hablar sobre ello ayuda.

– SANDRA G.

 

La historia de Sandra

 

Sandra tenía sólo 17 años y estaba en la escuela secundaria cuando el hijo de un amigo cercano de la familia la violó. Ella describió que se sentia paralizada, disociada de su cuerpo físico y pareciendo observar lo que estaba sucediendo desde la distancia. "Era como si me estuviera mirando a mí misma desde fuera", dijo. “Nunca había experimentado algo así”.

 

En las semanas que siguieron, Sandra les contó a algunos amigos cercanos que "algo paso”, pero no compartió ningúnos detalles. "La primera persona a la que realmente le conté fue a mi mejor amigo en la escuela secundaria, y básicamente le dije todo," comentó. "Creo que deseaba que él le contara a alguien por mí, porque yo sola guardé todo dentro."

 

Pero su amigo no lo contó, y tampoco lo hizo Sandra. ¿Y si nadie le creía? ¿Y si la gente la culpaba por lo que había sucedido? ¿Qué tipo de juicio enfrentaría? "Fue muy difícil," recordó. "Había días que yo estaba bien y otros días que yo estaba extremadamente deprimida. Luego explotaba con la gente, pero ellos no sabían por qué."

 

Criada en una comunidad que enfatizaba la abstinencia hasta el matrimonio, Sandra se sintió profundamente avergonzada y humillada. "Yo era joven. Nuestras familias eran amigas. Íbamos de vacaciones juntas," recordó. "Así que me lo guarde para mí."

 

Superando las Traumas Escondidas

 

 

Las estadísticas muestran cómo los sobrevivientes luchan por sobrellevar las secuelas de la violencia sexual, con muchos de ellos sufriendo efectos a largo plazo que pueden parecer imposibles de gestionar, y mucho menos de superar. "La agresión se repitió en mi mente una y otra vez," compartió Sandra, "como si estuviera allí en esa habitación, pasando por todo otra vez. Durante muchos años, no quería estar aquí. No quería vivir."

 

En los años posteriores al asalto, Sandra luchó contra una intensa depresión y ansiedad, soportó pensamientos suicidas y conductas autolesivas, mantuvo relaciones sexuales inseguras y abusó de las drogas y el alcohol. "No me importaba mi cuerpo; no me importaba nada," reveló. "Un día, me miré al espejo y simplemente comencé a llorar. No reconocía en quién me había convertido. Esta no era yo."

 

Encontrando una Razón para Vivir

 

Cuando Sandra dio a luz a su hijo, decidió buscar ayuda—por ella y por el bienestar de su hijo. "Él cambió mi vida," dijo, refiriéndose a su pequeño. "Es mi razón para estar aquí, y estoy muy agradecida por eso."

 

Adoptó el autocuidado como una forma de lidiar con las emociones difíciles. El ejercicio, baños, meditación y música la ayudan, pero escribiendo en su diario ha tenido el mayor impacto en su sanación. "Escribo todos mis pensamientos, y eso libera mucha tensión," compartió. "Y cada semana asisto a una iglesia virtual con mi novio para obtener algo de orientación espiritual."

Sandra también ha conversado en línea innumerables veces con especialistas de apoyo en la Línea Nacional de Agresión Sexual de RAINN. "Estaba acostada en la cama a las dos o tres de la mañana, y la opción era hablar con RAINN o hacerme algo estúpido," dijo. "Hablar con quien estuviera al otro lado de la computadora me salvó innumerables veces. Hay personas que realmente te escucharán."

 

Durante mucho tiempo, me sentí culpable y como si todo hubiera sido mi culpa. Me culpé por todo. Sé lo que se siente culparse a uno mismo, y nadie debería tener que sentir eso.

– SANDRA G.

 

Abriendo la Puerta a la Sanación

 

Solo después de que Sandra comenzó a hablar sobre lo que le sucedió, empezó a ver señales de sanación.

 

"Me había reconectado con mi novio de la secundaria, y él me preguntó qué había pasado, así que se lo conté," dijo. "Fue la primera vez que compartí los detalles. Fue como revivirlo, pero abrió la puerta para comenzar mi proceso de sanación."

 

Comenzó escribiendo sobre el asalto con sus propias palabras, plasmando los detalles difíciles en papel por primera vez. "Estaba nerviosa y asustada, pero cuanto más hablaba de ello, más fácil se volvía. Por eso ahora me siento cómoda compartiendo mi historia."

 

El hijo de Sandra todavía es muy pequeño para aprender mucho sobre la historia de su mamá, pero ella intenta enseñarle conceptos apropiados para su edad sobre la salud mental y la seguridad física. En cuanto a su propia historia de supervivencia, dijo: "Cuando él sea un poco mayor, tal vez, creo que se lo contaré—porque también les pasa a los chicos."

 

Enfrentando Sus Miedos

 

Hoy en día, los amigos y familiares de Sandra le conocen a ella como una persona decidida, trabajadora y independiente. "Ahora trato de enfrentar mis miedos," explicó. "Un día pensé: ¿sabes qué? No puedo tener miedo de todo todo el tiempo, mirando por encima del hombro constantemente."

 

Desde patinar sobre ruedas hasta cantar karaoke y tomar cruceros ("¡varios!"), Sandra se ha propuesto hacer cosas que le dan miedo. Sonrió con alegría cuando dijo: "No quería ir al crucero, así que fui al crucero. Solía tener miedo de los truenos, y entré en la tormenta—en la lluvia, el trueno y los relámpagos—y ahora me encanta."

Incluso regresó al vecindario donde sobrevivió el asalto sexual hace tantos años. "Tenía mucho miedo, pero lo hice—mi novio y yo," dijo. "En realidad, estoy muy orgullosa de mí misma por eso."

Ese sentido de orgullo ha inspirado a Sandra a animar a los sobrevivientes a confiar en ellos mismos. "Sigue tu intuición," comunicó. "Solía ignorar mi intuición, pero ahora confío más en ella. Sé que si me dice que hay algo mal, probablemente lo haya."

 

Cuando leo la historia de otro sobreviviente, me sorprende lo fuertes que parecen. Cuando reconozco que pasé por cosas similares a las que ellos vivieron, también me hace sentir fuerte. Si mi historia puede ayudar a una sola persona, valdrá la pena.

– SANDRA G.

 


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Si tú o alguien que conoces ha experimentado una agresión sexual, no estás solo.

La Línea Nacional de Agresión Sexual de RAINN ofrece apoyo gratis, confidencial y disponible las 24 horas, los 7 días de la semana, en inglés y en español al 800.656.HOPE (4673) o en línea en hotline.RAINN.org.