El padrastro de Julianna Araujo solía cuidarla después de la escuela hasta que su madre llegaba del trabajo. Fue en una de estas tardes, cuando Julianna tenía solo ocho años, que se expuso ante ella por primera vez. Durante los siguientes seis años, el abuso se intensificó y el hogar se convirtió en un entorno inseguro. “Recuerdo salir corriendo de la habitación, asustada y confundida, él actuó como si nada hubiera pasado."